La falta de lluvias durante ciertas frecuencias de tiempo incide en la
ausencia de forraje o pastos para alimentar el ganado. Dado que los
residuos de papel tienen un componente de celulosa, que también forma
parte en una proporción del que tienen los pastizales, este puede
reemplazarse en la nutrición del ganado.
as 100 toneladas de residuo de papel que deja al día una empresa, podrían convertirse en alternativa de alimentación para vacas
lecheras de Ubaté, según una propuesta científica. Sin embargo, no se
trata de que la ración en su totalidad sea de residuo de papel. De
hecho, es una opción que solo implicará el 15 % del alimento, pues el 85 % restante seguirá siendo la comida convencional.
El
proyecto empezará con una docena de ovinos de la misma región (Ubaté),
dado que, como pequeños rumiantes, aunque en una escala inferior, poseen
el mismo metabolismo del ganado. Esa es la apuesta del zootecnista de
la Universidad Nacional, George Jaime Tenjo, para atacar dos problemas
en la región; el primero, evitar que estos residuos se conviertan en
contaminantes, y segundo, que una parte del papel se convierta en ración
para los vacunos, ideal en “épocas de vacas flacas” por falta de alimento para el ganado de pequeños y medianos productores.
La
falta de lluvias durante ciertas frecuencias de tiempo incide en la
ausencia de forraje o pastos para alimentar el ganado. Dado que los
residuos de papel tienen un componente de celulosa, que también forma parte en una proporción del que tienen los pastizales, este puede reemplazarse en la nutrición del ganado.
Con este proyecto, cuya inversión se aproxima a los 64
millones de pesos, la mitad de los cuales está exclusivamente destinada a
materiales y suministros, se espera que cerca de 300 productores de la
región de Ubaté tengan insumos para contrarrestar los efectos de falta
de alimentos, cuando la situación climática así lo determine.
Históricamente,
los trabajos sobre residuos celulósicos, como el papel, se han enfocado
en la producción de biocombustibles, y en tal sentido se ha
desarrollado la revisión académica.
Sin embargo, la microflora intestinal que tienen en el rumen ovinos y bovinos posee la capacidad de degradar la celulosa,
componente presente tanto en el pasto como en el papel. “Se conjugan
una serie de bacterias que actúan sobre el sustrato, en este caso la
celulosa, para llevar a cabo una fermentación y dar energía al animal”,
explica el zootecnista, candidato a magíster en Producción Animal de la
U.N.
Según George Jaime Tenjo, el déficit de precipitación, que produjo escasez de forraje o pasto, demostró que los pequeños productores de esta reconocida cuenca lechera no están preparados para tales contingencias.
Y
si bien el uso de ensilajes (método para conservar verde la hierba o el
pasto seco) o las siembras de materiales que protejan contra la sequía
son alternativas, estas pueden resultar insuficientes en caso de falta
de alimento para el ganado.
En términos generales, Ubaté no cuenta con una gran disponibilidad de agua a lo largo del año. Con el fenómeno El Niño, que ocurre cada tres a siete años, esa problemática se puede acentuar.
Si
los pequeños y medianos productores no están preparados para un nuevo
fenómeno, “pueden enfrentar problemas serios: muerte de animales, tener
que venderlos porque no tienen qué darles de comer, y los que tienen un
poco de material, probablemente, no van a alcanzar las producciones que
normalmente deberían tener”, afirma el experto.
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Fuente: Ecoportal.net/Eco-Noticias
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